LAOCOONTE Y SUS HIJOS
Se trata de una obra original, realizada por tres artistas de la misma familia, pertenecientes a la Escuela de Rodas:
Polidoro, Agesandro y Atenodoro.
Es una
obra del período helenístico (S.IV- I. a.C.). En concreto, esta copia del
Museo
Vaticano es del Siglo I a.C., es una copia romana de un original (realizado en bronce) probablemente de los siglos
III o IV a.C.
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El
personaje central, Laocoonte, de mayor tamaño, destaca por su estudio anatómico
y del rostro. En cuanto a su postura, parece apoyarse en el asiento, del que cuelgan unos
rígidos ropajes.
Tiene
la pierna derecha doblada y la izquierda retrasada, acentuando la idea de
tensión.
La composición se
puede considerar triangular. Las figuras laterales, los hijos de Laocoonte se
abren en forma de ángulos rompiendo la verticalidad. No obstante, los tres personajes están perfectamente interrelacionados y entrelazados por la línea que describe la serpiente. El movimiento forzado y la
tensión del conjunto se acentúan por la disposición de las serpientes que, con
sus anillos de formas sinuosas con curvas y contracurvas a la vez cierran y
abren el conjunto. El cuerpo desnudo de Laocoonte es un perfecto estudio
anatómico, se trata de la anatomía de un atleta ya maduro, casi decadente, pero
con una musculatura muy desarrollada, que contrasta
con los cuerpos menos expresivos y más clásicos de sus dos hijos.
Podemos apreciar las rugosidades y texturas de
la piel. En cuanto a los rizos en barbas dan efecto de relieve de claroscuro. Además, los cabellos acentúan los efectos de luz y sombra. Los
rostros y gestos son muy expresivos, reflejando miedo y dolor. Pero lo
gestual y emotivo no sólo están en los rostros, sino en los cuerpos en
movimiento.
El grupo escultórico describe un pasaje de la Eneida de Virgilio. Este expresa la cólera de los dioses y los
castigos crueles que éstos pueden poner a los pobres mortales. Simboliza el
enfrentamiento entre las fuerzas poderosas de lo incomprensible y la impotencia
humana. En este caso, el sacerdote troyano de Apolo, es castigado por exhortar
a sus compatriotas a no aceptar el Caballo de Troya como regalo de los griegos;
los dioses al ver frustrados sus planes de destruir Troya,enviaron dos gigantescas
serpientes de mar para que se apoderaran del sacerdote y de sus dos desafortunados
hijos y los estrujaran entre sus anillos. En el rostro de Laoconte se puede
apreciar el dolor, no sólo físico, sino el moral al verse impotente y no poder
hacer nada por sus hijos inocentes.
El Laocoonte, en efecto se descubrió en Roma en 1506. Ese mismo año se le añadió a la figura del sacerdote un brazo de cera, poco afortunado porque rompía la estructura compositiva original. Más adelante, ya en el S. XVIII, el brazo se copió en terracota y poco más tarde en mármol. No obstante, se hicieron dos copias de la pieza poco después de ser descubierta.
Relacionamos esta obra con el contexto histórico: La
muerte de Alejandro Magno en el 323 a.C. va a suponer la perdida de la unidad
de acción del mundo griego: sus generales se repartían en trozos su inmenso Imperio y surgirán monarquías hereditarias en Egipto, Siria, Macedonia, Pérgamo... En estos momentos se va a producir una fusión entre la cultura griega y los gustos orientales. Ahora las obras las encargarán estos ricos monarcas o grandes generales, con un gran afán propagandístico, con el deseo de mostrar su poder y su lujo. Van desapareciendo progresivamente los ideales de belleza, armonía y equilibrio del clasicismo griego. Todo este es claramente apreciable en esta obra, así como el desequilibrio y el sentido de crisis y decadencia que supone el Helenismo dentro de la civilización griega, próxima a ser dominada por Roma.
Información recopilada de las siguientes fuentes:
Historia del Arte. Editorial ECIR. Bachillerato.
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